Los moche (costa norte de Perú, 1-700 d.C.) hicieron ceramios con forma de casas. En estas piezas se observan construcciones que tienen una planta cuadrada o rectangular, de un solo piso con techo inclinado. Muchas de estas viviendas tienen sus tres lados abiertos y probablemente no eran casas sino representaciones de templos ubicados al interior de los palacios Moche. En algunas excavaciones se han encontrado las bases de algunas casas, construidas con barro y paja, con varias habitaciones cada una de ellas. Estaban agrupadas formando pequeños pueblos.
La ruka es el nombre de la vivienda tradicional mapuche. Hay de distintas formas: rectangulares, elípticas y circulares. Las viviendas más tradicionales están hechas con troncos y ramas y revestidas con una gruesa capa de paja, que protege de la lluvia y el frío. Tienen una sola entrada abierta hacia el este, orientación que indica el lugar donde viven los dioses. No tienen ventanas, al centro se ubica el fogón y en los costados las camas. En el interior hay un espacio para guardar las comidas, y los artefactos domésticos cuelgan del techo y las paredes. Aparte de las camas hay muy pocos muebles, entre los cuales se debe mencionar al wanku (banco). Cerca de la entrada están los telares, que se trasladan al interior de la ruka cuando hay mal tiempo.
La aldea de Tulor existió hace 2.400 años en un oasis cercano a San Pedro de Atacama, en el norte de Chile. Sus casas eran circulares y hechas de barro. Estaban unidas unas a otras con muros comunes y pasillos, formando un verdadero laberinto. Las viviendas tenían un techo cónico, construido con vigas de madera de cactus, y posiblemente cubierto con paja y amarrada con cordeles vegetales. Al medio de la casa se disponía el fogón de cocina. Algunas de estas estructuras fueron usadas también como bodega para almacenar los alimentos.
Los inkas construían casas rectangulares, generalmente sin subdivisiones y de distintos tamaños. Las paredes eran de piedra o de barro. Las casas de las autoridades más importantes y los templos estaban construidos con terminaciones muy finas. Ensamblaban una piedra con otra sin usar ningún pegamento, tallando sus formas para hacerlas coincidir como un rompecabezas.
Las viviendas eran de uno o dos pisos, de una o dos piezas, con una puerta central y ventanas trapezoidales. La forma trapezoidal era característica de la arquitectura Inka. Para construir los techos se hacía una estructura de vigas de madera, sobre la cual se ponían varias capas de paja para soportar la lluvia. En una de las piezas construían una plataforma de piedra pegada a la pared, que era usada como cama, cubierta con cueros y frazadas de lana. Las casas se organizaban alrededor de un patio formando un conjunto llamado kancha.
Los selk´nam (Tierra del Fuego, 1500-1900 d.C.) eran un grupo de cazadores nómades que se trasladaban frecuentemente de un lugar a otro. Es por eso que sus viviendas eran fáciles de armar y de transportar. Construían una choza cónica con troncos gruesos puestos a corta distancia unos de otros sobre la tierra, inclinando las puntas libres hacia el centro, formando un círculo. Cubrían todos los espacios con varas y a continuación tapaban esta armazón de madera con cueros, los que se amarraban en varios puntos con correas y fibras de tendón. Se dejaba una entrada con una puerta de cuero.
Al interior de la choza se encendía un fogón, y dormían sobre un colchón de hojas o manojos de hierba, todos arrimados unos a otros para calentarse. No tenían muebles, sólo algunos objetos de uso doméstico, como canastos y piedras para moler sus alimentos. Las mujeres eran las encargadas de armar, desarmar y trasladar la choza. También construían un tipo más rápido de vivienda, llamado paraviento, que se hacía cuando no había árboles para construir una choza.
Siguiendo el río Urubamba se llega a Machu Picchu, uno de los sitios Inka más destacados, tanto por su ubicación de difícil acceso, como por el impresionante paisaje de montañas y selvas que lo rodea. La construcción de Machu Picchu comenzó alrededor de 1450, por orden del Inka Pachacuti, y fue usado por poco más de 100 años como lugar de descanso del Inka. Machu Picchu se encuentra construido en la cima de una montaña, a la cual se accedía por escaleras desde el fondo del valle donde se encuentra el río Urubamba.
Grandes y elevadas montañas lo rodean, las que tenían un significado especial en las creencias de los inkas. Desde lugares específicos de la ciudad es posible observar el ciclo anual del sol y otros hitos astronómicos. Cuando en 1532 llegaron los españoles, el Imperio Inka colapsó. Los españoles saquearon todos los sitios en busca de oro, pero Machu Picchu no fue encontrado hasta 1911.
Los inkas formaron un gran imperio (Tawantinsuyu) entre los años 1200 y 1532 d.C. El Imperio se extendió desde el norte de Ecuador hasta el centro de Chile, incluyendo a Perú, Bolivia y parte de Argentina. El Imperio Inka se destacó por construir ciudades en diferentes tipos de ambientes en los Andes (sierra, costa y altiplano), adecuándose a los terrenos y a sus necesidades. Construyeron centros administrativos, lugares de descanso de la nobleza, sitios militares y religiosos. Éstos estaban conectados por una red de caminos muy compleja que se extendía por más de 5000 kilómetros.
Cuzco fue la capital del Imperio Inka. Su centro se caracterizó por sus finas construcciones, en las que vivían los gobernantes, la nobleza Inka, y los señores provinciales junto a sus familiares. Este sector de la ciudad tenía más de 4000 edificaciones: palacios, altares, templos y edificios estatales. Se estima que en este sector vivían entre 15.000 y 20.000 personas. En los alrededores del centro vivían 125.000 trabajadores y artesanos, que provenían de los diferentes pueblos que los inkas conquistaron.
Algunos investigadores han pensado que el Cuzco fue construido con la forma de un puma, para que este animal velara por la ciudad. En Cuzco se reflejaba la división del imperio en cuatro territorios. Desde ella salían cuatro caminos que conectaban a cada una de las cuatro regiones que conformaban el imperio del Tawantinsuyu.
Chavín de Huántar (sierra peruana, 1.000- 400 a.C.) fue uno de los principales centros religiosos de los Andes. Era un lugar de culto donde se realizaban ceremonias y ritos para los dioses. Cualquiera que visitara por primera vez este lugar debió haberse impresionado con los templos y las imágenes de animales y hombres fantásticos esculpidos en piedra.
Este centro ceremonial está ubicado en la sierra norte de Perú, en un lugar estratégico, que conecta la selva amazónica con el altiplano y la costa del Pacífico. Se ha calculado que en los pueblos vecinos vivían entre 2000 a 3000 habitantes. A Chavín de Huántar acudía gente de muchos pueblos de la región para participar de los ritos y ceremonias que allí se realizaban. Las personas venían de muy lejos trayendo regalos y tributos al templo. Se han encontrado grandes cantidades de cerámica y bienes exóticos que venían de muy lejos como obsidiana y conchas marinas de Ecuador.
Entre los años 1200 y 1532 d.C. en la costa norte del Perú, se desarrolló el reino Chimú, quienes fundaron la ciudad de Chan Chan. Esta ciudad fue construida con adobes de barro y tenía una extensión de unos 18 kilómetros cuadrados donde vivían alrededor de 50.000 personas.
En el centro de la ciudad se construyeron 10 ciudadelas amuralladas, con palacios y recintos rectangulares y de muros muy altos, donde vivían los nobles. Muchos de sus muros estaban decorados con relieves de barro con diseños geométricos y figurativos. Estas ciudadelas fueron construidas en distintos momentos. En Chan Chan se construyeron magníficos mausoleos para enterrar a los reyes Chimú. Fuera de las ciudadelas había miles de viviendas y talleres organizados en cuatro barrios, donde los artesanos confeccionaban objetos de metal, cerámica y textil.
Tikal, ubicada en la actual Guatemala en medio de una tupida selva, es una de las ciudades mayas más grandes e impresionantes. En Tikal se construyeron más de 100 edificios y grandes plazas. Se han encontrado tumbas de personas muy importantes, murales pintados, hermosas cerámicas, objetos de jade y conchas. Hacia el año 100 d.C. un grupo de personas vivió en este sitio, y un siglo después desarrollaron la escritura, dejando glifos con los nombres de los gobernantes y su historia.
Dentro de las construcciones piramidales se distinguen templos, edificios religiosos y cívicos. También hay evidencia de lugares residenciales para las distintas clases sociales. Uno de los templos de Tikal tiene una altura de 67 metros, o sea, como un edificio de 25 pisos. Muchos de los edificios estaban hechos sobre construcciones anteriores, y a menudo en su interior se encuentran tumbas de las personas más importantes, como los gobernantes y su familia real. Hacia el año 1000 d.C. acabaron los días de poder y gloria de Tikal y la ciudad es abandonada. ¿Por qué? No sabemos.
Chichén Itzá es una ciudad Maya-Tolteca habitada hacia el año 1000 d.C. ubicada en la península de Yucatán, en el actual México. En esta ciudad hay templos piramidales, canchas de juego de pelota, grandes palacios y un edificio circular llamado Caracol. En este edificio se hacían observaciones astronómicas a través de sus ventanas, que estaban alineadas con el movimiento de las principales estrellas. Por ejemplo, una de las ellas se encuentra orientada justo hacia la puesta de sol el 21 de marzo, el día que comienza la primavera (equinoccio), en el hemisferio norte. En la parte norte de Chichén Itzá se encuentra El Castillo, una gran pirámide con un templo dedicado a Quetzalcoatl en la parte superior. Había dos grandes fuentes naturales de agua, llamadas cenotes. Una de estas fuentes abastecía de agua a la población y la otra era un lugar sagrado al que acudían peregrinos de muchas partes trayendo ofrendas. En el fondo de este cenote se han encontrado joyas de oro, jade, objetos de cerámica y otros. Pero contrariamente a la creencia popular, en estas fuentes naturales no hay evidencia de sacrificios humanos.
En sus comienzos Tenochtitlán, hacia el año 1200 d.C., era una pequeña aldea Azteca construida sobre una isla en el lago Texcoco, donde se encuentra la actual Ciudad de México. La ciudad fue creciendo a medida que el pueblo Azteca fue ganando poder, hasta llegar a ser una de las más grandes de su época.
En el centro de Tenochtitlán, sobre la isla original, se encontraba el gran recinto cerrado donde se construyeron los principales templos, el palacio del emperador, la cancha de juego de pelota, el mercado y otras construcciones oficiales. A su alrededor se encontraba todo el resto de la ciudad, sobre lo que en algún momento había sido el lago.
A medida que la ciudad fue creciendo, no hubo más espacio en la isla. Para que pudiera crecer tuvieron que drenar el lago, o sea, sacaron el agua, o construyeron directamente sobre el agua, usando la técnica de las chinampas. La ciudad era una red de canales, y la gente se transportaba de un lugar a otro en canoas.
Teotihuacán fue construida en el altiplano central de México, varios siglos antes de los aztecas. Aproximadamente hacia el 600 d.C. vivían en ella entre 125.000 a 200.000 personas, siendo en ese tiempo una de las ciudades más grandes del mundo.
La ciudad tenía cientos de templos dedicados a diferentes dioses, así lo indica su nombre en idioma nahuatl, “lugar donde habitan los dioses”. A su avenida principal se le ha llamado Calle de los Muertos, con dos grandes plazas. Una de ellas debió haber sido el mercado de la ciudad. La pirámide más importante es el Templo de Quetzalcóatl, llamado así por la cantidad de serpientes emplumadas que la decoran.
Había alrededor de 2000 viviendas, en cada una de ellas habitaba más de una familia, generalmente con un patio central con un altar. La ciudad estaba dividida en barrios.
La gente más pudiente e importante vivía en los palacios, éstos eran los gobernantes y sus familias, los sacerdotes, los oficiales militares y los grandes comerciantes. Luego estaban quienes tenían las mejores casas, donde vivían ingenieros, artesanos maestros, artistas, comerciantes y oficiales de menor rango. Por último, el resto de la población, que eran en su mayoría artesanos, campesinos y trabajadores, vivía en las casas más simples, en los bordes de la gran ciudad.
Los aztecas tenían dos formas de contar el tiempo. La primera, llamada tonalpohualli, consistía en un calendario ritual y de adivinación de 260 días. Este calendario estaba organizado en 20 días y cada uno tenía un nombre distinto: conejo, agua, cocodrilo, jaguar, etc.; y estaba representado por un dibujo del animal u objeto. El ciclo de 20 días se combinaba con los números de los meses del 1 al 13 para completar el año (20 x 13 = 260). Así, cada día del año tenía una designación única para ese año, por ejemplo 1 Cocodrilo, 2 Viento, 3 Casa, 4 Lagarto, etc. Este calendario era usado para la adivinación, para pronosticar el futuro de los recién nacidos, y para saber cuáles eran los mejores días para plantar y cosechar, entre otras cosas.
Desde mucho antes que surgiera el Imperio Inka, los pueblos andinos observaban las estrellas y otros cuerpos celestes, y además tenían un calendario basado en doce meses lunares. Con estas observaciones, los pueblos andinos organizaban sus actividades agrícolas y realizaban fiestas relacionadas con el sol y con las fases de la luna. Debido a que el año lunar de 354 días no se ajusta con el año solar de 365,25 días, agregaban un mes para mantener alineados sus meses lunares con el año solar.
Durante el Imperio Inka la gente del pueblo siguió utilizando el calendario lunar, junto con las observaciones de algunos cuerpos celestes para organizar su año. Sin embargo, en la capital del Imperio, los gobernantes utilizaban el año solar para organizar las fiestas y los rituales. En Cuzco había monumentos que registraban los momentos más importantes del movimiento del sol, como el solsticio de invierno (21 de Junio) o el solsticio de verano (21 de Diciembre) que correspondían al inicio de las estaciones. Estos acontecimientos se incorporaban a la organización ritual del imperio.
Los mayas tenían un calendario solar fijo de 365 días, y se cree que posiblemente corregían este calendario con el tiempo exacto que demora el sol en recorrer su órbita (365,25 días).
También tenían el calendario de las fases de la Luna, que se ajustaba con el calendario solar. Para los mayas, Venus era una de los astros más importantes, y sabían que se demoraba 584 días en aparecer en el mismo punto en el horizonte. También observaban a Marte, Mercurio y Júpiter. ¿Cómo pudieron los maya hacer sus observaciones astronómicas si no tenían instrumentos modernos para observar el cielo? Sus templos eran lo suficientemente altos para estudiar los cuerpos celestes y el lugar donde éstos aparecían o desaparecían. Con algún objeto deben haber marcado el lugar donde el sol, la luna u otro cuerpo celeste salía o se hundía en el horizonte, y deben haberlo comparado cuando esto, periódicamente, se repetía. Así, los mayas acumularon gran cantidad de información astronómica sobre los ciclos de la luna y Venus. Tenían registros de los eclipses solares y al parecer podían predecirlos.
Los mayas utilizaron un sistema numérico como el nuestro, incluyendo el concepto matemático del cero, algo muy complejo, y al parecer fueron los primeros en el mundo en utilizarlo. El sistema numérico Maya era vigesimal, esto significa que la unidad de cambio era el 20 (el nuestro es decimal, con la unidad de cambio en 10). Para escribir sus números los maya utilizaban un punto ( ) que tenía valor de uno, y una barra (— ) que tenía valor de 5.
Una concha ( ) representaba al cero. Las combinaciones de puntos con barras representaban los números del uno al diecinueve. El sistema numérico estaba hecho en base a estos tres signos.
En el extremo sur de Chile habitaban hasta hace 70 años atrás, dos pueblos de cazadores-recolectores marinos: los qawashqar o alacalufes, y los yámana o yaganes. El medio de transporte que utilizaban era la canoa, en la que se desplazaban por los canales y fiordos de la región. Tenían dos tipos de canoas: de corteza de árbol y de tablas cosidas.
Entre los yámana la canoa era propiedad de la mujer, ella la manejaba, y sólo en caso de peligro el hombre la ayudaba. Estas canoas tenían siempre encendida una pequeña fogata en su interior, que les servía de abrigo y para cocinar, pues realizaban en ellas largos viajes. Sobre el suelo de la canoa ponían piedras, luego tierra, y encima se hacía la fogata, así la canoa no corría peligro de encenderse. Este sistema les permitía llevar el fuego encendido al nuevo campamento.
Los aztecas fundaron la capital de su Imperio en una isla en el centro del lago Texcoco. Cientos de canoas surcaban el lago, permitiendo la comunicación con el exterior y el transporte de sus productos. Además, como la tierra era muy escasa, empezaron a habilitar terrenos de cultivo flotantes, que llaman hasta el día de hoy chinampas. Debido a esto, la ciudad se formó con una red de canales por las cuales navegaban las canoas. Algo parecido a lo que ocurre en la actual ciudad de Venecia.
Desde la ciudad del Cuzco, capital del Imperio Inka, salían cuatro caminos que comunicaban los cuatro suyos o regiones en que estaba dividido el Tawantinsuyu. Esta red de caminos se extendía desde el norte de Ecuador hasta el valle central de Chile, pasando por todo Perú, parte de Bolivia y el norte de Argentina. Además de los cuatro caminos principales, muchas rutas secundarias unían todo el territorio del Imperio, de sierra a la costa, y del altiplano a la selva. Gracias a estos caminos podían circular hacia cualquier parte los ejércitos del Inka, los chasquis o correos, las caravanas de llamas cargadas con productos, y las personas que eran enviadas por el Imperio a trabajar a lejanos lugares. El desplazamiento era realizado a pie, por lo que para ir de un lugar a otro podían demorarse varios días. No cualquiera podía usarlos, y existían guardias que controlaban el desplazamiento de la gente.
El sistema de caminos Inkas, llamado en quechua Capac Ñam, fue un elemento fundamental para realizar el plan de conquista de los pueblos y territorios, así como para administrar un Imperio tan vasto y diverso.
Los changos eran pescadores que vivían en la costa desértica del norte y centro de Chile a la llegada de los españoles. Ellos usaban balsas de cuero de lobo marino para pescar, para desplazarse y también las intercambiaban por otros productos. La balsa se construía con dos flotadores hechos de cuero de lobos marinos cosidos e inflados, unidos por una plataforma de madera. Sobre ella viajaban hasta cuatro navegantes. El desplazamiento se lograba por medio de un remo de doble pala. Muchas de estas balsas han sido encontradas en las provincias de Tarapacá y Atacama, desde donde se habrían difundido hacia el sur de Perú y el centro de Chile.
En América no existía el caballo ni la rueda, por lo que tampoco existían las carretas ni animales para montar. En Mesoamérica los hombres se desplazaban caminando y transportaban los objetos en canastos sujetos a la espalda. Estos porteadores estaban acostumbrados a soportar pesadas cargas durante largos viajes. En los Andes se utilizó la llama y la alpaca para cargar bultos, pero no resistían el peso de un hombre. Por los distintos espacios geográficos de los Andes se desplazaban caravanas de llamas cargando sus productos. Por otro lado, en distintos lugares de América existieron medios de transporte marítimo, como canoas y balsas.
Los inkas desarrollaron un complejo sistema de anotación y registro narrativo a través de cuerdas anudadas, siguiendo una tradición textil fuertemente arraigada en las culturas andinas. A este instrumento le llamaron quipu. Con distintos colores y torsiones de los hilados hechos de fibra de llama o de algodón, junto con tres tipos de nudos diferentes dispuestos en distintas posiciones a lo largo de las cuerdas, podían expresar todos los números basados en un sistema decimal. Así, nudos simples ubicados en la parte de abajo de la cuerda, representaban el número 1 o nudos con dos o más vueltas, significaban las unidades 2 al 9. Subiendo por la cuerda, otros nudos simples señalaban las unidades de decenas y así sucesivamente con las centenas y miles hasta llegar al tope de la cuerda. La ausencia de nudo en alguna de estas posiciones, representaba el cero, lo que indica que este concepto abstracto también fue conocido en los Andes.
Uno de los sistemas para comunicarse más antiguos usados por el hombre en distintas culturas del mundo fueron las señales de humo. Estas servían para enviar mensajes a través de distancias considerables. Para esto encendían una fogata, de preferencia con palos verdes para que de más humo, y luego tapaban y destapaban el fuego con una manta húmeda, para que el humo no subiera al cielo de manera continua. Distintos tipos de humos indicaban distintos mensajes.
Los zapotecas fueron los primeros en inventar un sistema numérico y de escritura en Mesoamérica. Ellos fueron los primeros en utilizar el sistema de numeración de puntos y barras que después desarrollaron los mayas, fueron los primeros en usar un calendario ritual de 260 días y uno civil de 365, los primeros en usar el glifo como emblema o símbolo de una localidad, en registrar sus conquistas políticas y en nombrar a sus jefes por el día de su nacimiento. Sus inicios se remontan al año 600 a.C. en el valle de Oaxaca y se les encuentra en inscripciones sobre monumentos de piedra y en pinturas sobre las paredes de las tumbas de Monte Albán.
Los aztecas hablaban náhuatl, una lengua muy difundida en el altiplano del centro de México. Los nobles daban mucha importancia al conocimiento de la historia, la mitología y la poesía. Por ello debían aprender a leer y escribir. Escribían en códices que eran libros hechos de la corteza de un árbol llamado amate, o de cuero de venado, y sobre ellos se hacían dibujos de colores que podían ser después leídos. Las hojas se doblaban como biombo y las tapas eran cubiertas de madera. Los aztecas escribían en sus códices sobre temas tan distintos como historia, geografía, genealogías, religión, mitos, leyendas, poemas y economía.
Los mayas desarrollaron el sistema de escritura más completo de América, que les permitió escribir la historia de su pueblo, genealogías, textos médicos, tratados de plantas y animales, calendarios, información aritmética, astronómica y esotérica. Casi todos sus grandes monumentos, pirámides, templos y estelas tienen inscripciones que cuentan la 457historia de los lugares y sus gobernantes. También escribieron en libros o códices, en vasijas de cerámica o en los muros pintados de los templos.
La escritura Maya está organizada a partir de glifos, símbolos que representan distintos significados. Hay dos tipos de glifos, aquellos que representan objetos del mundo real, animales o lugares, y aquellos silábicos, en los que cada diseño representa una sílaba y una palabra se forma con más de un glifo. Una parte considerable de estos últimos corresponde al lenguaje actual de los nativos de la región, lo que ha ayudado a descifrarlos. Pero muchas de las palabras contenidas en los glifos no han sido descifradas y están en permanente estudio.
Los glifos o signos Mayas se dibujaban en dos columnas, leídas de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo. Cada glifo está representado por una imagen principal y otras secundarias.
Antiguamente no era como ahora, que muchas personas sabemos escribir, tenemos computadores, libros y cuadernos. La mayoría de los pueblos de América precolombina no conocían la escritura, eran sociedades en que la palabra era solamente hablada, o cantada, pero no escrita. ¿Te imaginas la buena memoria que tendrían los antiguos americanos para saberse cuentos, historias, mitos y nombres?
Pero algunas sociedades más avanzadas, como los mayas, aztecas e inkas, desarrollaron sistemas de escritura, o de registro de información, distintos a nuestro actual sistema de escritura.
Los hombres inkas usaban unas grandes camisas o túnicas llamadas unku ceñidas a la cintura con fajas y un taparrabo como calzón. Las mujeres se envolvían el cuerpo con un gran paño de lana de camélido, llamado aksu, sujetándolo en los hombros con alfileres o topus y con una faja en la cintura. Se cubrían los hombros y la espalda con una manta de lana de camélido (llamas, alpacas o vicuñas), llamada lliglla o aguayo. Los hombres y mujeres nobles, así como las autoridades, se vestían con trajes más elaborados y de materiales mucho más finos, los que decoraban con diseños geométricos muy coloridos llamados tocapu. Usaron además de la lana de camélido, el algodón, y adornaban sus telas con plumas de aves tropicales y placas de metal de oro y plata.
Se piensa que los antiguos americanos se tatuaban el cuerpo para sus ceremonias y también para verse bonitos en la vida cotidiana. Son pocos los registros que han quedado de pintura corporal de pueblos precolombinos. Algunas cerámicas con representaciones de personas pintadas nos dan alguna información sobre cómo se pintaban en la antigüedad. Además se han encontrado sellos hechos en cerámica, que utilizaban para pintar sus cuerpos.
Los gorros y otros tocados a veces son usados con fines prácticos, como protegerse del sol o del frío. En los Andes los gorros también han sido usados para diferenciar grupos humanos de distintos origenes o pueblos, clases sociales y tipos de actividad. Es posible que un gorro utilizado para una larga caminata en el desierto, haya tenido una forma para aislar la cabeza del calor. Pero también su forma, color y decoración debe haber tenido relación con la persona que lo llevaba, su pueblo y su ocupación, entre otros. En esta foto se aprecian algunos de los muchos gorros, turbantes y cintillos utilizados por los pueblos precolombinos de los Andes.
Para hombres y mujeres el pelo siempre ha sido y es motivo de preocupación. Hay muchas maneras de tratarlo: dejarlo crecer, cortarlo, amarrarlo, cubrirlo, teñirlo, peinarlo o trenzarlo. Cada forma de tratar el cabello tiene motivos y significados que van desde lo mágico religioso, belleza, rango social, sexo y muchos otros.
En el norte de Chile se han estudiado los peinados de momias que tienen una antigüedad de 6000 años a. C. a 1500 d. C. Algunos de estos peinados continúan muy a la moda, después de 8000 mil años. Otros, podrías copiarlos y ponerlos de moda. ¡Ojo! Tanto hombres como mujeres usaban estos peinados, y al parecer los más atrevidos y raros fueron usados por hombres.
Los selk’nam, habitantes de Tierra del Fuego entre los años 1500 y 1900, usaban principalmente pieles de guanaco para vestirse. El hombre utilizaba una larga capa de pieles de guanaco que lo cubría desde el cuello hasta las rodillas. La capa no se fijaba mediante ningún tipo de amarra y era mantenida por la mano izquierda, junto con el carcaj y arco. Como calzado se utilizaban mocasines confeccionados con la piel de las patas del guanaco. Para cazar los hombres se ponían un cintillo de forma triangular en la frente, que tenía poderes mágicos para tener éxito en la caza.
La mujer utilizaba una capa y mocasines similares a las del hombre. La única diferencia es que la capa femenina se sujetaba alrededor de los hombros con dos trozos de cuero. La mujer utilizaba además una especie de delantal de piel de guanaco por debajo de su capa. Los niños y niñas, pese al frío de las tierras australes en que vivían, permanecían bastante tiempo desnudos, aunque también tenían sus capas de pieles.
Joyas como collares, pulseras, aros, tembetás, narigueras, tobilleras y orejeras se usaron en distintas culturas de América precolombina. Objetos confeccionados en hueso, conchas y cerámica adornaron los cuerpos de la gente. El oro, la plata, el cobre y las piedras preciosas fueron los materiales que acompañaron a las personas importantes, tanto en su vida como en su muerte.
La vestimenta tradicional de la mujer mapuche consiste en una tela cuadrada de color negro (chamal o quetpám), que envuelve todo el cuerpo a modo de vestido, dejando al descubierto el hombro izquierdo sujetándolo con un alfiler grande en el hombro derecho. También usa una faja (trarihue) que se amarra a la cintura sobre el quetpám. Para abrigarse la espalda se cuelga al cuello otro paño de tejido muy fino (iculla o iquila) que le llega hasta los tobillos. Es de color negro bordeado por una franja de color azul, fucsia o verde. Además usan joyas como el trarilonco, un cintillo que rodea la cabeza formado por una cadena de plata compuesta por dos tipos de eslabones. Otra joya es el prendedor de tres cadenas (sekil), que se usa sobre el pecho y está formada por dos placas de plata unidas entre sí por tres cadenas.
La vestimenta tradicional del hombre hasta mediados del siglo XIX consistía en una tela cuadrada de color blanco que se pasaba entre las piernas amarrándoselo en la cintura, cubriendo desde la cintura hasta el muslo. También usaba una manta exclusiva de los hombres.
Desde muy chicos a los niños y niñas mayas se les provocaba algunas deformaciones en sus cuerpos para que, según ellos, se vieran más hermosos. Los mayas consideraban que había que tener la frente aplanada hacia atrás y el cráneo alargado, lo cual se conseguía colocando unas tablas en las cabezas de los recién nacidos que se iban apretando hasta obtener la forma deseada. Estas tablas se iban apretando y cambiando a medida que el niño crecía, durante varios años. También se les colgaba desde el cabello una tira que llevaba en su extremo un objeto redondo. El niño tendía a observarlo y, con el tiempo, se volvía turnio o bizco. También se limaban los dientes para incrustar pequeñas plaquitas de jade. Se colgaban aros del lóbulo de la oreja y se tatuaban el cuerpo con hermosos dibujos.
En Mesoamérica cada pueblo tenía sus propios tejidos y vestimenta, con diseños y teñidos propios de su localidad. La vestimenta también indicaba la clase social a la que pertenecía la persona. La ropa más común estaba hecha de fibras vegetales, como el maguey. Entre los aztecas, los hombres y las mujeres de clases sociales altas usaban tejidos mucho más finos, por lo general de algodón y con decoraciones más sofisticadas. Los trajes cubiertos con plumas eran para los nobles y los oficiales de alto rango. No usaron lana, pues no tuvieron animales de donde obtenerla, como los camélidos en los Andes. Sin embargo usaron pieles curtidas de diferentes animales de su entorno.
El piercing o perforaciones en el cuerpo para introducir algún adorno no es una moda actual. Desde épocas remotas hombres y mujeres han utilizado adornos como aros, tembetás y otros. El tembetá es un adorno que se inserta bajo el labio inferior mediante una perforación, y fue usado en muchas culturas de América precolombina. Aunque el tembetá se ponía principalmente en el labio inferior, también fue utilizado en el labio superior y en las mejillas. Era un signo de belleza, autoridad y respeto, y distintivo de un grupo humano. Mesoamérica, Brasil, Colombia, Argentina y Chile son algunos de los territorios donde se utilizaron. En Chile los pueblos prehispánicos que más usaron los tembetás fueron los tarapaqueños y atacameños en el Norte Grande, los molle en el Norte Chico y los bato en Chile Central.
En el norte del Perú, entre el 1200 y 1532 d.C. se desarrolló la cultura Chimú. Este traje, que pertenece a esta cultura, consiste en una camisa o unku, un faldellín y un turbante-estola. Seguramente perteneció a alguna persona importante que participaba en ceremonias para pedir a los dioses abundancia de productos agrícolas. El traje representa campos de cultivo con muchas plantas que están creciendo. En él se pueden observar flores de maíz, cápsulas de algodón, hojas y flores de papa o camote.
Actualmente, para que los gobiernos de un país puedan funcionar y hacer cosas como construir escuelas, hospitales y caminos, le cobran impuestos a la gente que trabaja y gana dinero. Antiguamente, los Imperios Inka y Azteca cobraban una especie de impuesto: el tributo.
Los pueblos que eran parte del Imperio o los que eran conquistados e incorporados a éste, pagaban un tributo. Este podía ser pagado entregando comida, ropa, joyas o lo que la familia producía, o bien, entregando parte de su trabajo. Este último fue el sistema usado por los inkas, llamado mita, organizando a grupos de personas, hombres y mujeres, provenientes de los diferentes pueblos conquistados. Estas personas debían cultivar las tierras, pastorear los rebaños del Inka, tejer ropas para el estado, y construir caminos y puentes.
En la región que llamamos Mesoamérica, el mercado era una ocasión de reunión muy importante. Los agricultores y artesanos se juntaban algunos días de la semana a intercambiar maíz, palta, maní, ollas, textiles, frutas, adornos, animales, etc. Esto ocurría en espacios muy grandes construidos especialmente para este fin. Los mercados eran importante porque no sólo existían relaciones económicas, sino también permitía relaciones sociales entre gente de distintos pueblos. Es en estos espacios donde algunos productos muy valiosos se transformaron en las primeras formas de moneda. Por ejemplo, las plumas del ave quetzal sirvieron como billetes y monedas para que la gente pudiera comprar y vender con más facilidad, aunque el trueque fue la base de la economía de estos pueblos.
América es un continente muy grande y tiene diferentes zonas ambientales. Hay cordilleras, desiertos, selvas, estepas, bosques, costas marinas, y en cada uno de ellos existen distintas plantas, animales y minerales. Así, en América precolombina, los grupos humanos que vivían en una zona tenían acceso a algunas plantas, animales y tipos de piedras distintos a los que vivían en otros lugares. Algunos de estos pueblos se especializaban en la fabricación de tejidos, cerámicas, etc. Entonces, para poder tener los productos que no tenían, hacían trueque, intercambiaban cosas; pescados por maíz, piedras para hacer puntas de flechas por telas, papas por ollas cerámicas. En esa época no existía el dinero, pero poco a poco fueron apareciendo algunos productos en Mesoamérica que comenzaron a usarse como dinero: las plumas del pájaro quetzal, el jade, una piedra semipreciosa o la concha llamada mullu.
En las aguas cálidas del océano Pacífico, a la altura de Ecuador vive un molusco con una concha de bellas formas e intensos colores rojo, anaranjado y amarillo. Este molusco, el spondylus, conocido como mullu en quechua, era visto por los pueblos prehispánicos como un símbolo de fertilidad y abundancia ya que en los años lluviosos, en los cuales las cosechas entregaban grandes cantidades de productos, estas conchas eran muy abundantes y crecían en tamaño.
Desde siglos atrás distintas culturas vieron en esta concha un objeto muy preciado, llevando ejemplares a sus lugares sagrados ubicados a miles de kilómetros de distancia para ofrendarlos a sus dioses y espíritus en cerros y volcanes a lo largo y ancho de los Andes. Con el pasar del tiempo, el interés en estas conchas generó un importante tráfico e intercambio, ya sea la concha completa o como materia prima para confeccionar cuentas de collar, figurillas o incrustaciones en objetos de madera y metal.
Mesoamérica se llama al área cultural que incluye a los actuales países de México, Guatemala y parte de Honduras y El Salvador. Allí vivieron en tiempos prehispánicos muchos pueblos distintos que compartían características similares en su forma de vivir y entender el mundo. Esta gran área puede dividirse en dos grandes ambientes geográficos: las tierras altas (altiplano y montañas) y las tierras bajas (costas y selvas). En las tierras altas se encuentran los minerales y en las tierras bajas hay cacao, aves de plumajes multicolores, caimanes y jaguares. Así, los pueblos mesoamericanos fueron intercambiando recursos para abastecerse de aquellos que no tenían. Por ejemplo, los pueblos que vivían en las tierras altas comenzaron a intercambiar piedra de obsidiana por plumas de colores con los de las tierras bajas, y así se fue formando una red de rutas por las que la gente se desplazaba con sus productos de un lado a otro. Desde la época de los olmecas, estas rutas de comercio unían grandes distancias, que se hacían a pie.
Las llamas fueron domesticadas hace más de 4 mil años por el hombre andino. Con el paso del tiempo, los pueblos que vivían en el altiplano y la puna de los Andes se transformaron en pastores de llamas y las utilizaron como alimento y como animales de transporte. Durante la cultura Tiwanaku, cuyo centro se encontraba a orillas del lago Titicaca, en Bolivia, fue muy importante el intercambio de productos alimenticios, materias primas y también de ideas religiosas. Este comercio era realizado a través de caravanas de llamas cargadas que atravesaban la cordillera y el altiplano llevando distintas mercaderías desde lugares muy distantes entre sí. Desde Tiwanaku salían caravanas cargadas con cerámicas decoradas y vasos ceremoniales, que llegaban a San Pedro de Atacama, donde eran utilizados en rituales. La caravana volvía a Tiwanaku cargada de piedras semipreciosas y metales. El tráfico de las caravanas de llamas era muy intenso.
Los selk`nam (extremo sur de América, 1600-1900 d.C.) se enfrentaban a situaciones de guerra cuando un grupo de cazadores ingresaba a territorios de caza de otro grupo, o cuando raptaban mujeres a los yámana, sus vecinos del norte.
Las principales armas de los selk`nam eran el arco y la flecha, y la honda. Como estrategia de combate usaban los ataques por sorpresa, enviando una lluvia de flechas a sus desprevenidos enemigos. Luego la lucha continuaba con garrotes, piedras y cuchillos. En la lucha había un desorden total. Los guerreros se defendían envolviendo su brazo con una piel de guanaco, a modo de escudo. Cada atacante era acompañado por un ayudante que le llevaba una carga de flechas. Cuando éstas se acababan, se usaban las hondas. Arrasaban y quemaban el campamento enemigo, y nunca se volvía a poblar un campamento destruido.
La guerra fue parte importante del pueblo Moche (costa norte de Perú, 1-700 d.C.). Construcciones fortificadas, armas, cabezas trofeo e imágenes de guerreros surgen con fuerza en este período. Se guerreaba para conquistar nuevos territorios y conseguir pago de tributos, pero también había luchas internas por el poder. Estos últimos conflictos afectaron la estabilidad interna y es posible que fuera una de las causas, junto a las sequías, que influyó en la caída de la cultura Moche. La autoridad estaba centrada en el poder religioso-militar, y los guerreros formaban parte de los grupos dirigentes.
Hacia 1450 d.C. los inkas extendieron su territorio hacia el sur. Al llegar al río Maule, cerca de la ciudad de Talca, se encontraron con un grupo de indígenas que les opuso gran resistencia, impidiéndoles avanzar. Eran los mapuche, que fueron llamados aukas por los inkas (salvajes, rebeldes, en lengua quechua).
Esta misma experiencia vivieron posteriormente los españoles, quienes, al mando de Pedro de Valdivia, no fueron capaces de establecer dominio sobre estos territorios, pues continuamente recibían ataques y sufrían la destrucción de las ciudades que fundaban.
En períodos de guerra, los mapuche se organizaban eligiendo un toki, guerrero que se había destacado en la lucha y en su don de mando. El toki tenía la jefatura de varios grupos e incluso de regiones. La guerra fue muy importante en la vida de los mapuche, con ella se obtenía prestigio, sustento y mujeres.
Los inkas desarrollaron un gran ejército que les permitió conquistar a muchos pueblos y así formar un gran Imperio que abarcó desde Ecuador a Chile. La jefatura suprema del ejército estaba en manos del Rey Inka. A continuación en la línea de mando venían los generales, que eran nobles. Todos los hombres entre los 15 y los 50 años debían formar parte del ejército.
Las armas que usaban eran la estólica o lanzadardos, la honda, la maza y la macana, que es un palo de madera muy pesado de filos cortantes. Usaban armaduras de algodón, cascos de madera, piel o tela, corazas de tablillas de madera y escudos de piel. Los guerreros se pintaban el rostro de colores rojo y negro para infundir temor al enemigo.
En general el ataque se concentraba sobre los jefes contrarios, pues si eran capturados, sus tropas rápidamente se rendían.
Primero actuaban los honderos, luego los arqueros y los lanzadardos y a continuación se desarrollaba el combate cuerpo a cuerpo.
Los aztecas tenían un poderoso ejército que les permitió dominar a muchos pueblos y formar así un gran imperio. Las guerras se realizaban porque gracias a ellas el Imperio crecía, anexando nuevos pueblos y territorios a sus dominios. También la guerra estaba relacionada con las creencias religiosas. Muchas de ellas se llevaban a cabo para capturar prisioneros que serían sacrificados a los dioses, lo que se llamó la “guerra florida”. Según las creencias Aztecas los dioses se alimentaban de la sangre de los sacrificados, y gracias a ello el sol podía salir cada mañana y así la vida continuaba.
Los jóvenes del pueblo ingresaban a las escuelas telpochcalli y allí recibían preparación militar. Por su parte, los jóvenes nobles estudiaban en las escuelas calmecac, donde se preparaban para ser oficiales.
Dentro del ejército existían cuatro órdenes militares: Caballeros Jaguar y Caballeros Águila, eran las más importantes pues a ellas pertenecían los nobles.
Para jugar al Ngurukuran o “huevo del zorro” se sientan dos grupos en fila, uno frente a otro. Los miembros de un grupo circulan a sus espaldas un objeto cualquiera (una piedra, un hueso) y avisan a los del frente cuando ya han decidido quien se queda con él. Un jugador del equipo contrario tiene que adivinar quien lo tiene (puede hacerse turno de derecha a izquierda). Si acierta, su grupo persigue a los del frente. Si no, su grupo debe huir para no ser atrapados por los rivales.
En general, era común que los niños precolombinos trabajaran desde muy chicos ayudando en las tareas de la casa. Pastoreaban rebaños, regaban las chacras, cuidaban a sus hermanos, buscaban leña, acarreaban agua, etc. A medida que crecían iban aprendiendo a cazar, pescar, tejer y muchas otras cosas.
Los niños inkas recién nacidos eran cuidados por su madre, con la ayuda de hermanos, abuelas o tías. Entre uno y dos años de edad eran llamados niños que gatean, y sus madres los cargaban amarrados a la espalda, de manera que sus manos quedaran libres para trabajar. Hasta los cinco años, los niños sólo se dedicaban a jugar. Entre cinco y ocho años ayudaban a sus madres y a sus padres en lo que podían y recibían muchos azotes y coscorrones. Las niñas entre cinco y nueve años ayudaban a señoras nobles, a sus padres, aprendían a hilar, ayudaban a hacer chicha, y cuidaban a los menores cargándolos en sus espaldas.
Los padres aztecas se preocupaban de la enseñanza y de la disciplina de sus niños. Desde que nacían aprendían a respetar a sus mayores, a adorar a sus dioses, a ser obedientes, educados y a trabajar. Desde los tres o cuatro años los niños trabajaban en tareas de la casa. Los hombres llevaban cargas livianas y las niñas aprendían a hilar y a cocinar. Más grande los niños cargaban cosas más pesadas y a los seis o siete años practicaban el uso de redes de pesca y recolectaban juncos. Algunos oficios como la cerámica, la metalurgia y la cestería eran enseñados de padre a hijo o de madre a hija, alrededor de los ocho años.
En América se desarrollaron distintas técnicas para cultivar los productos agrícolas. Una de ellas fue la construcción de terrazas de cultivo. Los andenes o terrazas de cultivo, característicos del altiplano andino, son grandes escalones construidos en las laderas de los cerros y sostenidos por muros de piedra. Son muy útiles para impedir que el agua de las lluvias corra libremente y arrastre la capa de tierra fértil, permitiendo así utilizar las laderas de los cerros, comúnmente inutilizables para la agricultura. Para irrigar los andenes o terrazas se construyeron grandes sistemas de canales, algunos de los cuales incluso subían agua. Para mejorar la tierra usaban como abono excrementos humanos y de animales domésticos: cuy, llama, alpaca, perro y patos, así como el guano de las aves marinas. La fotografía muestra las antiguas terrazas de cultivo del pueblo atacameño de Toconce, en el norte de Chile.
Los primeros hombres que llegaron a América procedentes de Asia hace unos 14 mil años eran hábiles cazadores. Se trasladaban permanentemente siguiendo las grandes manadas de mamuts, de caballos americanos hoy extinguidos, y de bisontes, entre otros animales. Para cazar estos enormes animales, los cazadores buscaban sorprenderlos en lugares pantanosos. Allí los herían con piedras y lanzas y esperaban que los animales, atrapados en el fango, finalmente murieran.
También, usando fuego y gritos, los cazadores provocaban estampidas hacia barrancos donde los animales caían y quedaban heridos. Pero esto no ocurría todo el tiempo y lo más común era alimentarse de peces, mariscos, vegetales y raíces silvestres.
En un principio las plantas crecían de manera silvestre, es decir en lugares y momentos que no dependían del hombre. Pero a través de una paciente y larga observación y experimentación, el hombre fue conociendo como se reproducían las plantas. Así aprendieron a manipularlas y acabaron por domesticarlas, cultivándolas, mejorando las especies y aumentando su productividad.
El mismo trabajo lento y paciente, que abarcó siglos, se llevó a cabo con los animales. Algunas especies dejaron de ser bestias salvajes para comenzar a compartir la vida del hombre, convirtiéndose en verdaderas despensas vivientes de carne, pieles y huesos. Además sirvieron como animales de carga, como ayudantes en las cacerías, y sus fibras, pieles y cueros fueron usadas para hacer textiles y diversos implementos.
Maíz, papa, poroto, palta, zapallo, mandioca, tomate, ají, maní, chocolate, chirimoya, tuna, papaya, frutillas, lúcuma, camote. ¿Has comido en los últimos días algunos de estos productos? La respuesta más segura es ¡Sí!
Entonces debes saber que cada vez que familias americanas, europeas, asiáticas o africanas se sientan a la mesa, probablemente están consumiendo alguno de los productos que fueron la base de las grandes civilizaciones americanas, antes de la llegada de españoles.
Después del descubrimiento de América las naves hispanas partían hacia Europa con sus bodegas llenas de verdaderos tesoros vegetales, entre ellos el maíz y la papa, que una vez cultivados permitieron salvar del hambre a millones de personas en distintos momentos de la historia europea.
Los yámana vivían en los canales de la zona más austral de Chile y del planeta, moviéndose continuamente en sus canoas por las frías aguas que suben desde la Antártica. Como pueblo canoero sus principales alimentos provenían del mar: peces, lobos marinos, mariscos, focas, chungungos (especie de nutria), pájaros, delfines, tortugas, cholgas y erizos. Cuando bajaban a tierra recogían distintos frutos y semillas y cazaban guanacos. Sus armas de caza y pesca eran arpones y lanzas, flechas y hondas. Las puntas de flechas y cuchillos estaban hechos de piedra. Tenían un arpón de hueso aserrado para los peces, un gran arpón para cazar lobos marinos y grandes cetáceos, y uno más pequeño para nutrias y delfines. Usaban diversas trampas para atrapar aves. Las mujeres eran expertas en bucear a grandes profundidades y recoger mariscos.
La cultura Moche (costa norte de Perú, 1–700 d.C.) habitó uno de los desiertos más áridos del planeta. En este lugar prácticamente no llueve, pero hay ríos que corren de la cordillera al mar, regando los valles que atraviesan las secas pampas costeras. Los moches canalizaron estos ríos para regar las tierras y así desarrollar la agricultura. Cultivaron gran variedad de plantas como maíz, poroto, zapallo, pimiento, ají, palta, lúcuma, y papaya. También cazaban venados y aves. Vivían cerca de la costa y aprovecharon muy bien los recursos marinos, recolectando gran variedad de mariscos, cazando mamíferos y pescando con anzuelos y enormes redes. Aún hoy los pescadores de la costa norte del Perú usan las mismas embarcaciones de fibra vegetal que usaban los pescadores Moche, llamadas “caballitos de mar”.
La alimentación Maya estuvo basada en la agricultura. Tenían distintas formas de cultivo el tipo de clima y vegetación. Usaron el sistema de “roza y tala”, de terrazas de cultivo y en las zonas pantanosas una variante de la “chinampa”. Sembraron maíz, frejol, calabaza, cacao y otros productos. Cazaban venados, monos, tortugas, armadillos y pájaros, usando trampas, cerbatanas, lanzas y flechas. Pescaban lisa, mero, róbalo y otros peces con redes y anzuelos en ríos y lagos. Usaron la técnica de secado y ahumado, que permite que las carnes no se pudran y duren un largo tiempo, lo que les permitió, además de almacenar sus alimentos, comerciar con los pueblos de las tierras del interior. Los mayas criaron pavos y perros para su consumo y para ofrendarlos a los dioses. También criaron abejas, cuya miel les servía para preparar balché, una bebida fermentada con la que se embriagaban.
La comida cotidiana de los inkas era principalmente vegetal y consistía en papas, quínoa, porotos y maíz. Éste se preparaba como harina, cocido, tostado y como mote. El pan lo hacían de maíz, moliendo el grano en una piedra plana hasta formar un amasijo que después se cocía entre cenizas y brasas (rescoldo). Comían humitas, chuño (harina de papa) y charqui (carne seca y salada). En general, la caza de animales silvestres estaba prohibida para el pueblo. La carne se obtenía de la llama y la alpaca, y criaban y consumían cuyes, gallinas y patos, aunque no se comían sus huevos. En algunas comunidades se criaban perros y también se los comían. Para las fiestas bebían grandes cantidades de chicha de maíz
La dieta básica de los aztecas era principalmente vegetariana. El maíz fue la base de la alimentación de este pueblo, era una planta sagrada pues estaba relacionada con el origen del hombre. También comían frijoles (porotos), calabazas, ají, tomates rojos y verdes, cebollas, camotes, maní, y palomitas de maíz. De las semillas de cacao se preparaba una bebida llamada chocolate. Del nopal (especie de tuna) se comía el fruto y del jugo del maguey se hacían dos bebidas alcohólicas: el pulque y el mezcal. Los aztecas masticaban chicle (chictli, en nahuatl) que obtenían de la savia del árbol sagrado llamado “chicozapote”. Comer chicle en público y con ruido era considerado ofensivo. La vainilla, un saborizante obtenido de las vainas de una planta originaria de Mesoamérica, era una de las especias favoritas para sazonar sus comidas.
La dieta vegetariana era complementada con pavos y perros criados para comérselos. Cazaban venados, pájaros, insectos y aves acuáticas, y comían casi cualquier cosa que se moviera: serpientes, gusanos, saltamontes, grillos, peces y tortugas.
Comían un alga muy nutritiva, la spirulina, que preparaban como tortas secadas al sol, y tenían panales de abejas para extraer su miel.
Los aonikenk o tehuelches, llamados patagones por los primeros europeos que pasaron por el extremo sur de Chile, eran grupos nómades que vivían principalmente de la caza. Cazaban guanacos y ñandúes, usaban boleadoras, arcos y flechas, además de perros. Rodeaban a los animales y mientras unos los espantaban con gritos y encendiendo fuego en la pradera, otros hombres, cubiertos con pieles de guanaco, esperaban con los arcos listos a que los animales, huyendo, se acercaran a ellos. Agregaban a esta dieta aves, huevos, miel, hongos, bayas y raíces. Cerca de la costa consumían mamíferos marinos y mariscos, probablemente algas, pero no pescado. Las carnes grasosas, los sesos y la médula de los huesos les gustaban mucho. A veces el corazón, los riñones y la parte de los intestinos se comían crudos, pero el asado sobre las brasas era la forma habitual de preparación de los alimentos.
A fines del período Pleistoceno y ya entrando en la era geológica actual, el Holoceno, se produjo un cambio climático mundial por el aumento de las temperaturas y el retroceso de las grandes masas de hielo que caracterizaban el período glacial anterior. En América uno de los efectos de este cambio fue la desaparición de los grandes animales, como los mamuts y milodones. Esto obligó a los primeros cazadores americanos a crear una serie de herramientas y técnicas de subsistencia que les permitiera aprovechar mejor los vegetales que se recolectaban, depender de la caza de animales de menor tamaño (guanacos, vicuñas y ciervos), y mejorar las técnicas de pesca y recolección de mariscos.
En esa época los hombres comenzaron a usar arco, flechas y boleadoras para cazar animales; anzuelos de hueso o de espinas de cactus y redes para pescar; morteros y manos de piedra para moler semillas y para preparar sus alimentos vegetales.
Los inkas hablaban la lengua quechua, la misma que actualmente hablan la mayoría de los indígenas en Perú. Antes de la expansión del Imperio Inka, existían en los Andes muchas lenguas distintas, pero luego, con la dominación inkaica, las poblaciones fueron asimilando la lengua oficial: el quechua. Debido a ello las otras lenguas fueron cayendo en el olvido. El Imperio Inka también llegó a Chile y la influencia que produjo su lengua en sus habitantes fue tan importante que aún ahora, nosotros, 500 años después de la desaparición del Imperio, usamos en nuestro hablar muchas palabras de origen quechua. ¿No lo crees? Lee: cacho, callampa, cancha, cocaví, concho, chacra, chala, charqui, chascón, chasquilla, chicha, choclo, chupalla, guagua, guata, ojota, papa, poto, tata, zapallo.
El náhuatl, la lengua que hablaban los aztecas, fue usada en todo el territorio conquistado por el Imperio Azteca. Esto pese a que en esa época se hablaban más de 80 lenguas distintas en esa área. El náhuatl es una lengua con miles de palabras, muy expresiva y sonora, con mucho uso de redundancias y metáforas. Náhuatl significa “lengua armoniosa, que agrada al oído” y hoy en día continúa siendo hablada por millones de mexicanos.
El mapudungún (el habla de la tierra) es la lengua de los mapuche. Es una lengua antigua, todavía hablada por una gran cantidad de mapuches. Dentro de la vida cotidiana y ritual mapuche son muy importantes los cuentos, las adivinanzas, las historias de los antepasados y las míticas, la poesía y los cantos. Antiguamente, la capacidad discursiva de una persona, es decir, el poder expresar correcta y hermosamente sus ideas era tan importante, que uno de lo atributos que debía tener una persona para ser lonko (jefe), era hablar bien.
Cuando los españoles llegaron a Chile se encontraron con distintos pueblos nativos, cada uno con su lengua. De norte a sur vivían los pueblos aymara, atacameño (lickanantay), diaguita, mapuche, aonikenk (tehuelche), qawashqar (alacalufe), selk´nam (ona) y yámana (yagán). Con la conquista española algunas de estas lenguas –y en algunos casos también los pueblos- se extinguieron. Actualmente se hablan en Chile el aymara, el mapudungún (lengua mapuche), y el qawashqar.
Para que te hagas una idea de cómo se hablaba en Chile antes de la llegada de los europeos, selecciona los botones y podrás escuchar distintas voces.
En América se hablaron muchas lenguas distintas. Cada pueblo fue desarrollando su propio lenguaje. Existieron algunos troncos lingüísticos bases de los que luego fueron derivando distintas lenguas. En cada región ocurrieron variaciones locales a través de cientos y miles de años. Con la llegada de los grandes imperios, como el Inka y el Azteca, se impuso la lengua oficial del imperio en los lugares conquistados. Así, fueron expandiéndose a territorios más extensos, haciendo que se perdieran las lenguas locales en algunas partes, y coexistieran en otras. Varias de estas antiguas lenguas americanas todavía están en uso, y en algunos lugares son muy importantes y se hablan más que el castellano. Pero en general las lenguas indígenas están sufriendo un rápido y grave proceso de extinción. Esto es lamentable pues con cada lengua que se extingue se pierde también una parte muy importante de la cultura, historia, conceptos y modos de pensar de ese pueblo.
Los chamanes eran personas sabias que conocían la historia del pueblo, las tradiciones y las creencias, podían adivinar el futuro, eran doctores, poetas, cantores. Conocían el comportamiento y propiedades de plantas y animales, y tenían una gran influencia en los lugares en que vivían. Eran personas capaces de entrar a un estado de trance y comunicarse con el mundo de los espíritus, para pedirles consejo y sanar a los enfermos. Este estado de éxtasis era logrado con danzas, cantos y músicas repetitivas y/o tomando plantas psicotrópicas. En sus viajes mágicos eran capaces de transformarse en animales o adquirir sus poderes: la velocidad y fiereza del jaguar, o la visión del águila.
Los habitantes de América durante miles de años experimentaron con las plantas para saber cómo utilizarlas. A través del ensayo y error, es decir, probando las plantas y observando cuáles de ellas comían los animales fueron conociendo para qué servía cada una. Así, descubrieron que hay plantas venenosas, pero que las mismas, si se usan en las dosis correctas, sirven para combatir algunas enfermedades. Descubrieron que algunas tenían grandes propiedades alimenticias, y que otras contenían sustancias capaces de alterar la conciencia y la realidad. Descubrieron que la naturaleza está llena de plantas medicinales, que cada una de ellas sirve para curar distintas enfermedades, y este conocimiento fue transmitido de generación en generación a través de los curanderos, que eran como los doctores actuales.
En la región de los Andes, antes de la llegada de los españoles, los pueblos originarios del altiplano tenían conocimientos muy avanzados de medicina. Conocían las enfermedades y podían hacer remedios para aliviar a los enfermos. El mayor logro en este intento por curar a los enfermos fue el desarrollar complejas cirugías. Una de estas operaciones eran las trepanaciones craneanas, que fueron realizadas en la cabeza de los pacientes desde hace más de 2500 años atrás. Esta técnica fue desarrollada posteriormente por los nascas e inkas.
Con cuchillos de obsidiana cortaban el cuero cabelludo y después perforaban el hueso del cráneo llegando así hasta el cerebro. Realizaban la operación y ponían el mismo trozo de cráneo retirado para cerrar nuevamente la cabeza del operado, o lo reemplazaban por láminas de oro que hacían calzar justo con el orificio que habían hecho. De esa forma, lograban salvarle la vida a gente enferma o que había sufrido golpes en la cabeza en batallas o accidentes. El hallazgo de los cráneos operados ha permitido comprobar que las personas seguían viviendo después de estas intervenciones, lo que demuestra lo efectivo de esta medicina prehispánica.
Temas para trabajar el sitio web infantil de Museo Chileno de Arte Precolombino
Esta sección está dirigida a los profesores. Aquí encontrarán algunas ideas para trabajar con los niños este sitio web. Los trabajos realizados por los niños pueden ser enviados al Museo y aparecer en la sección Amigos del sitio web. Envía tus dibujos, actividades y textos a amigos@museoprecolombino.cl
1.Explica en qué y cómo trabajan los arqueólogos. ¿Cómo saben donde buscar? ¿Qué es una excavación arqueológica? ¿Cómo saben cuántos años tienen los objetos o los hombres que encuentran? (Navega la sección “descubriendo el pasado”)
2.¿Qué son los chamanes?¿Cuáles eran los animales que ayudaban a los chamanes? (Navega en las secciones “Como vivían/Medicina”, “Creencias /Creencias Chavín”, “Animales Americanos”, “Animales Fantásticos” y “Cuentos de Animales/El colibrí y el búho”.)
3.¿Cómo y cuándo se pobló América? ¿Cómo vivían los primeros pobladores de América? ¿Qué comían? ¿Cazaban, cultivaban, pescaban? ¿Qué animales habían en esa época y que ahora no existen? ¿Por qué ya no existen? ¿Con qué armas los cazaban? (Navega en las secciones “Poblamiento de América”, “Cómo vivían/Comida/Cambiando la dieta”y “Cómo vivían/Comida/Los primeros cazadores” y “Animales americanos/Animales extintos”)
4.¿Qué comían los Inkas y los Aztecas? ¿Cuáles fueron los principales productos agrícolas de su alimentación? ¿Cómo fue el proceso de domesticación de las plantas? ¿Cuáles de esas comidas o productos comes tú ahora? (Navega por las secciones “Como vivían/Comida/Inka”, “Cómo vivían/Comida/Azteca”, “Cómo vivían/Comida/Domesticación”)
5.¿De dónde sacaban la materia prima los pueblos andinos para hacer sus tejidos? ¿cómo fue el proceso para domesticar a los animales? ¿Qué técnicas usaban para tejer? ¿Qué tejían? (Navega por las secciones: “Arte/textil”, “Cómo vivían/vestuario”, “Comida/domesticación”, “Animales/llama”, “Actividades/Haciendo una llama”, “Actividades/haciendo un bolso tejido antelar”).
6.¿Cómo se comunicaban los pueblos precolombinos? ¿Escribían en papeles cómo los nuestros? ¿Qué lenguas hablaban? (Navega por “Como vivían/como hablaban” (escucha como hablan), “Cómo vivían/escritura”, “Arte textil/Significado de los textiles”, Arte/arte rupestre “Creencias/creencias Chavín”, “Actividades/Haciendo un códice”, Arte/poesía)
7.¿Cómo fue el desarrollo científico de los pueblos precolombinos? ¿Sabías que eran astrónomos y matemáticos? ¿Cómo investigaban? ¿Tenían calendarios? ¿Cómo registraban los Inkas sus cálculos? (Navega por “Como vivían/ciencias”, “Cómovivían/escritura/quipu”, “Animales/cuentos de animales/la yakana”
8.¿Cuáles eran los medios de transporte de los pueblos andinos? ¿Cómo funcionaba el comercio? ¿ Qué son las caravanas? (Navega por “Cómo vivían/transporte”, “Cómo vivían/ comercio/caravanas de llamas”, “Cómo vivían/comercio/comercio del mullu ,“Arte/arte rupestre”, “Activdades/haciendo una llama”, “Animales americanos/llama”
9.¿Cómo era el comercio en mesoamérica? ¿ Habían monedas, había trueque? ¿Cómo se transportaban las mercaderías? ¿Cuáles eran las diferencias más importante en el transporte y el comercio entre Mesoamérica y Los Andes?
(Navega “Cómo vivían/comercio”, “Cómo vivían/transporte”,
10.Investiga sobre la ciudad de Tenochtitlán. ¿Cómo la construyeron y cómo vivían sus habitantes? Navega en “Cómo vivían/ciudades/Tenochtitlán”, “Cómo vivían/transporte/canoas aztecas”, “Como vivían/comida/trabajando la tierra/chinampas”, “Mitos, creencias y rituales/rituales/ceremonia de Tezcatlipoca”, “Cómo vivían/vestuario/vestimenta azteca”.
11.Investiga sobre la cerámica Nasca. ¿qué representaban los nascas en sus cerámicas? Navega Fíjate que el tema de las “cabezas cortadas” aparece en muchas piezas de distintas culturas de los andes sur. ¿Cuáles son estas piezas y por qué este motivo se repite tanto? “Mitos, creencias, rituales/ritualidad/cabezas cortadas”, “Arte/metales/discos aguada”, “Arte/música/campana”, “Arte/textil/manto funerario Parakas”, “Arte/textil/tapiz Wari”, “Arte/cerámica Nasca”, “Animales/animales fantásticos/criaturas Nasca”, “Animales/cuentos de animales/la orca que hacía llover”
12.¿Cómo fue el uso de los metales en Los Andes? ¿Cuáles fueron los minerales más importantes? Navega por “Arte/metales/metales en Los Andes”, “Arte/metales/metales entre los Inkas”, “Arte/metales/el cobre”, “Arte/metales/técnicas”, “Juegos/juegos”.
13.¿Qué cosas de tu vida cotidiana son originarias de América?. Navega el sitio y descúbrelo. Navega por “Cómo vivían/comidas”, “Cómo vivían/medicina/plantas”, “Cómo vivían/cómo hablaban”, “Cómo vivían/vestuario/piercing”, “Cómo vivían/vestuario/cuerpos pintados”, “Cómo vivían/niños/juegos”, “Animales/animales americanos”.
14.Busca en qué piezas aparecen motivos de aves. Investiga por qué eran importantes las aves en América. Navega por “Arte (en general), “Animales/animales americanos/aves”, “Animales/animales americanos/búho”, V“Animales/animales americanos/colibrí”, “Animales/animales americanos/cóndor”, “Animales/cuentos de animales/el colibrí y el búho”, “Animales/cuentos de animales/los presagios del cóndor”, “Animales/cuentos de animales/los colores de las aves”, “Arte/plumas”, “Arte/música/chorrera”.
15. Juega a ser un niño Azteca o Inka. Describe lo que sería un día normal para ti. Navega en “Cómo vivían/niños”, En “Poblamiento y culturas/culturas/azteca”, y en Poblamiento y culturas/culturas/inka” podrás encontrar todos los temas que se han tratado en este sitio sobre estas culturas.
16.¿Cuáles fueron y son algunos de los pueblos originarios de Chile? Busca algún tema que te interese, como las vestimentas, las casas, música, lengua, etc , de dos pueblos originarios e investiga sobre ello. Navega por la sección “Poblamiento y culturas/culturas/algunas culturas originarias de Chile” y ahí podrás ver los temas tratados en este sitio sobre cada cultura.
* No olvides navegar la sección Actividades, donde hay varias ideas prácticas para desarrollar con los niños.